martes, 23 de mayo de 2017

           

                                             Historia de un amor oscuro (2 parte)


Ver primera parte clic aqui


Era ya la hora convenida y Débora no llegaba. La ansiedad de José iba en aumento de modo que cuando sonó el celular se apresuró a atender nerviosamente. Era ella. José se preparó para lo que tanto temía. Seguramente le diría que no podía venir.
Se escuchó la voz de ella: -No puedo ir ahora, si podes esperarme hasta las nueve o sino lo dejamos para otro día, porque la señora que cuida a mi hijo se tiene que ir y no puedo dejarlo solo.
-No, no. Te espero, ya que estoy aquí te espero. No quiero dejarlo para otro día. Le replicó José.


Se hicieron las nueve y también las diez de la noche y José tomo la decisión de volver cabizbajo a su casa. Todavía le resonaban en su mente las escusas de Débora. -No puedo dejar a mi hijo solo, mi mamá no llega.
-Andate, lo dejamos para otro día.

  
 Al final José desistió. Se daba cuenta que algo pasaba con Débora. Era el segundo intento de combinar un encuentro, y era la segunda vez que no se podía concretar.
Se enojaba, quería cortar con la relación, pero parecía que ella lo quería.

-Yo no te importo, Le decía él

-Si, me importas. Le replicaba ella.

A José se le acrecentaron las dudas. Pensó que a ella solamente le importaba que él le diera algo de dinero, aunque las ayudas que le proporcionaba representaba muy poco valor. 
Tenía todos los datos de ella, el domicilio, su DNI, conocía su entorno por face, su madre y hermanos. Difícilmente Débora pudiera exponerse tanto por pequeñas sumas de dinero que la comprometían con un hombre desconocido. 
Estaba seguro que algo le sucedía y le creía cuando ella le aseguraba que lo necesitaba.
¿Existía otra razón que la obligaba a ese misterio de no darse a conocer personalmente?

¿Que escondía Debby? Como solían le decían en su entorno.

José no era desconfiado, pero estaba intrigado. Tenía un buen pasar, era un hombre solo y estaba dispuesto a ayudarla a Debby. Ella le gustaba y no solo porque expusiera en su foto a una mujer bella, de rasgos finos y agradable. 
Así fuera más bajita y gordita la iba a querer igual. Pero necesitaba que ella sea sincera con él.

Esa era la razón por la cual él hurgueteaba en todas sus fotos y sacaba conclusiones. En su foto de perfil no era parecida a su hermano, ni a su hermana. Sin embargo lo demás era todo normal, reuniones de cumpleaños, bautismos, fiestas familiares, asado, su hijo. Todo era muy bello y muy familiar. Solo que ella nunca aparecía en las fotos, solo sus comentarios.

Era parte de todas las reuniones pero siempre ausente.

Un día ella le contó que tenía un desperfecto en su heladera y como José era técnico se comprometió a ir a su casa a solucionarlo. 

Era su oportunidad de ayudarla y a la vez conocerla personalmente.






CONTINÚA EN LA PRÓXIMA EDICIÓN












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